"Algo nuevo ya está brotando..." (Isaías 43,19)

  • Matilde Moreno rscj con estudiantes
  • Matilde Moreno rscj with con profesores

Entre las actividades profesionales que desarrollo en Haití, la que más sentido tiene para mí es la formación del profesorado y líderes comunitarios del mundo rural, ya sea en aspectos pedagógicos, formación bíblica o educación en valores.

Desde el año 2006 lo estoy haciendo con los de la zona de Kazal que es una comarca de los montes de Haití que ha estado atendida desde hace más de 13 años por el P. Aníbal Zilli, claretiano. Fue él quien me pidió que le ayudase en la formación de los 60 profesores de su parroquia formada por Kazal y otras 12 pequeñas escuelitas por los montes donde se atienden a 1.600 niños y niñas que no tienen ninguna otra posibilidad de aprender algo.

Decir maestros es decir mucho porque en esos lugares, a los que solo se puede acceder caminando o en mula durante varias horas de subir cuestas y bajar barrancos, no hay maestro que quiera ir a trabajar ganado un salario de hambre que es lo que pueden pagar los campesinos. Muchos de los que trabajan como maestros en estas escuelas no tienen acabada la secundaria pero no hay en la aldea nadie que tenga más preparación que ellos. Por las tardes trabajan en al campo.

Las necesidades de formación son muchas y estoy teniendo con ellos un par de seminarios al año. A principios de noviembre tuve el primero del curso escolar 2013-14. Ya habíamos identificado más de 200 especies vegetales muy conocidas y utilizadas en la zona y todo el profesorado había aprendido a hacer un herbario. En este taller de noviembre debíamos crear un folleto divulgativo donde se indicase, de cada especie vegetal encontrada, su nombre, lugar donde crece, cuidados que necesita y su uso actual en cocina, medicina tradicional y artesanía.

Esta propuesta había salido del grupo como medio de comprometernos con el aprecio y CUIDADO DE LA CREACIÓN y, al mismo tiempo de la necesidad de aprender a estudiar las Ciencias de la Naturaleza en su propio medio que es fuera del aula y de forma globalizada con otros saberes. Tenemos el proyecto de publicar y divulgar esta investigación.

Cuando el 1 de noviembre llegaron los profesores yo noté una fuerte tensión en el grupo y pronto me enteré de lo que pasaba: dos jóvenes de la zona, enemistados  desde hacía tres años a causa de los partidos de futbol que se celebran en Kazal por las fiestas patronales, habían involucrado en la disputa a sus respectivas bandas. Los dos eran chicos que habían ido a Puerto Príncipe algunos años atrás y no habían encontrado camino para ganarse la vida sino compañías peligrosas, organizadas en pequeños grupos armados que son tan frecuentes en Haití. Las amenazas y agresiones de estos chicos habían sido tan fuertes que uno de los muchachos había terminado en el hospital con heridas graves de machete y familiares de la víctima habían torturado y matado a pedradas y machetazos, a la vista de todo el pueblo, al agresor. Desde entonces las escuelas estaban cerradas, nadie salía de sus casas y el miedo era lo único que circulaba por los caminos.

Comprendí que era imposible tener un seminario para hablar de plantas, recetas y remedios. 

Gracias a la metodología de la Educación Popular, que es como mi segunda naturaleza, pronto encontré el camino sin hacerme más problema. VER-JUZGAR-ACTUAR-EVALUAR-CELEBRAR.

Hablé con los profesores para proponerles el cambio y ¡empezamos! Dedicamos la mañana del primer día a VER qué había ocurrido. En el grupo de maestros estaba el hermano de uno de los dos muchachos que habían comenzado la disputa años atrás, así que nuestra  información era de primerísima mano. Llegó el momento de “universalizar” el hecho analizado y se reunieron por localidades para ver qué hechos parecidos habían vivido en sus lugares. La puesta en común fue una sucesión de argumentos de novela negra: violencia, violencia y más violencia.

Dedicamos la tarde al JUZGAR: ¿Qué pensamos  de estos hechos y de la cultura de violencia en la que vivimos? ¿Qué piensan las personas de nuestras localidades, los diferentes grupos en los que nos movemos, las diferentes iglesias? ¿Qué piensa y qué nos dice Jesús de todo esto? Dedicamos una buena parte de la tarde a hacer una reposada lectura orante del capítulo 8 de Juan para aprender las actitudes de Jesús ante el conflicto violento que se le presenta cuando la gente está dispuesta a matar a la mujer sorprendida en adulterio.

Al día siguiente, antes de comenzar con el ACTUAR, nos preguntamos por qué las personas que habían intervenido en todos los hechos analizados, habían optado por la violencia y la muerte. La luz se fue abriendo camino y fuimos comprendiendo lo nocivo de algunas prácticas tradicionales ligadas en Haití a la educación. Reflexionamos cómo los niños que son educados a fuerza de represión y correazos en la familia y en la escuela, cuando crecen, quieren vengarse de lo sufrido y reproducen el mismo esquema violento  que sufrieron. Fue un día muy laborioso y rico, lleno de preguntas y de búsqueda de alternativas. 

Entre todos decidimos que lo que procedía en el ACTUAR era un cambio en  nuestros modos de educar para poder construir una sociedad donde la Justicia y la Paz fuesen valores fundamentales. Cada escuela analizó sus prácticas y vio qué actitudes del profesorado, que aspectos del reglamento y qué forma de organizar las clases había que cambiar. También cada colegio elaboró su proyecto de educación para la Justicia y la Paz  con acciones definidas, calendario establecido y personas responsables de ejecutarlo sin olvidar implicar a la comunidad.  El último día lo dedicamos a la Puesta en Común de los proyectos y a la CELEBRACIÓN, con Eucaristía incluida, de todos los logros del encuentro.

En Semana Santa nos volvimos a reunir, en otro seminario de formación, para EVALUAR y recrear entre todos los proyectos. ¡Y lo CELEBRAMOS!

Sabemos que el trabajo que estamos realizando es lento, muy humilde, con aciertos y desaciertos y que, como todo lo humano, necesita tiempo, cuidado, empuje, ilusión, sabiduría y trabajo colectivo. Sabemos que no es fácil cambiar mentalidades ancladas en costumbres viejas que parecían eficaces hasta ahora. 

Pero también sabemos, que si nos unimos y empujamos, apostando por la vida, podremos ir haciendo presente un trocito del Cielo Nuevo y la Tierra Nueva en este cachito del Reino que se llama Haití.

Matilde Moreno rscj

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