"Una lección vital que he recibido como integrante de la familia del Sagrado Corazón ha sido poder vivir y corroborar el contagio de la locura que es usar ese arma llamado amor." (Oriol Hosta, Grupos Barat, Provincia de España) Foto: ESP Comisión de Comunicación
presentaremos artículos de nuestros
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comparte sobre lo que para él es el alma del Sagrado Corazón,
y lo que significa ser un integrante de la familia del Sagrado Corazón.
El alma del Sagrado Corazón es, para mí, todo aquello que trasciende las aulas, los libros, las lecciones, las pizarras y las paredes donde he sido educado. La esencia del Sagrado Corazón se encuentra esparcida por el mundo en forma de huellas que se han ido impregnando de un corazón a otro.
Con un carisma enérgico, revolucionario, soñador, austero, entusiasta, luchador, de ojos abiertos y enfocados a los más débiles, el sagrado corazón es sentirse en casa. Sentirse en casa al visitar Bantabá. Sentirse en casa al ver un cuadro de Mater. Sentirse en casa cada vez que en Grupos Barat se reparten abrazos, palmadas en la espalda o apretones de mano.
Seguir la línea del Sagrado Corazón significa estar a pie de calle, dejarse morder por las realidades más desfavorecidas, ofreciendo gratuitamente huellas de justicia, bondad y transformación social. Ser del Sagrado Corazón es formar parte de una familia que gasta y despliega la vida en querer responder. Una familia que comparte, que da apoyo y que se extiende en forma de red, tejida mediante un conjunto de valores humanitarios.
Una religiosa del Sagrado Corazón, referente, acompañante y amiga, una vez me explicó que la verdadera necesidad de la gente vulnerable era la dignidad y que ésta se ofrecía con el arma más poderosa, el amor. Una lección vital que he recibido como integrante de la familia del Sagrado Corazón ha sido poder vivir y corroborar el contagio de la locura que es usar ese arma llamado amor.